Pablo Ley, dramaturgo. Licenciado en Historia del Arte. Jefe del departamento de Dramaturgia y Dirección en la Escuela Superior de Arte Dramático Eolia. Fundador, con Josep Galindo, de la compañía Proyecto Galilei.

¿Qué se necesita para ser director o dramaturgo?

Para mí, tanto la dramaturgia como la dirección es una forma de pensar y de imaginar historias, ambas especialidades comparten muchos campos comunes. La diferencia es que, todo lo que nace en su cabeza, el dramaturgo lo traduce en palabras y el director lo lleva a la escena.

Y eso se aprende? ¿Qué pueden ofrecer estos estudios a personas con las inquietudes que llamas?

Básicamente, la capacidad de ordenar todas las ideas y las estrategias fundamentales para conseguir un resultado concreto, en este, lo que se verá en el escenario o derivado hacia otras ramas como el cine o la literatura. El pensamiento dramatúrgico no se limita a las palabras, utiliza imágenes, músicas, luces, espacios y, por tanto, se necesita tener una cierta formación en estos lenguajes, estudiar la música, pintura, escultura, etc. En el fondo, se trata de tener un control más o menos amplio sobre un universo complejo de los diferentes códigos comunicativos que existen.

Y como enseña todo esto? Como son las asignaturas que impartes?

Por ejemplo, en Dramaturgia de Creación desarrollamos una idea desde cero. El punto de partida es esa sensación de tener muchas ganas de hacer algo, pero sin saber cómo. Los alumnos buscan una idea y, a través de la reflexión, la planificación y la acumulación de materiales y otras estrategias, llegan a elaborar una visión clara de lo que tienen ganas de construir, que quieren que crezca arriba del escena. Finalmente, se ocupan de convertirlo en palabras.

En la asignatura de Análisis Textual aprendemos como analizar un texto escrito y buscamos herramientas para convertir aquellas palabras puestas en un libro en un elemento tridimensional, y que, además, se desarrolla en el tiempo. Esto implica dominar un montón de lenguajes los que en el papel están de forma indirecta.

Como convive la teoría y la práctica en la carrera de Dirección escencia y Dramaturgia?

Toda la carrera de Dramaturgia está pensada para que sea más práctica posible. En ningún caso la teoría se justifica por sí misma, sólo funciona en la medida en que tiene una salida práctica. Es más, está planteada de tal manera que en principio la teoría viene después de la práctica. Primero se plantean las preguntas y luego se dan las respuestas.

Uno de los elementos centrales de la carrera son las prácticas de escenificación, el lugar donde confluyen todas las asignaturas. Las gestionan los propios alumnos, es decir, los profesores estamos junto pero no intervenimos y, entonces, desde aquí es de donde surge la necesidad de la teoría. La teoría por sí misma es absurda, sólo sirve para entender tu propia práctica.

Y como lo llevan los alumnos? Están preparados para trabajar sin profesores?

Se podría decir que es una pedagogía sin pedagogos, donde el mismo alumno se plantea sus preguntas y sus respuestas. Si pide consejo, le ayudamos, pero, en principio, lo dejamos completamente libre. Los profesores estamos pero no estamos directamente implicados. En general, la primera vez cuando se enfrentan a este tipo de trabajo, se sienten un poco perdidos. Pero, a medida que van obteniendo resultados y van resolviendo problemas de verdad, se dan cuenta del verdadero valor de la práctica. Como tengo que hacer que pase esto? Cómo generar una escena con más energía, más vitalidad ?, como iluminarla? Tras el primer estreno, la siguiente práctica ya es otra cosa.

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Un gran valor pedagógico de este tipo de aprendizaje es tener oportunidad de hacer sus experimentos de forma totalmente libre. Si los alumnos quieren hacer una locura absoluta, tienen derecho a probarla; el resultado se discutirá, se valorará, se analizará y, desde aquí, deberán sacar sus propias conclusiones.

Sabemos que te gusta viajar, cruces que es bueno irse fuera para estudiar, tal como lo plantean algunos alumnos?

En principio, sólo el hecho de viajar, salir de casa, ya es muy importante. La existencia de los otros en el mundo es un conocimiento necesario. Y, si en vez de ir todos hacia Europa o hacia lugares super iguales en nuestra cultura, pudiéramos enviarlos hacia África, Sudamérica, o en la India, donde el mundo es realmente diferente, seguramente el aprendizaje sería aún mejor. Cualquier intento de salir de un lugar protegido, en principio, es bueno.