Estimada comunidad de estudiantes de Eolia,

Son tiempos de cambios, y en los últimos años hemos vivido unos cuantos. Llevamos casi un año conviviendo, sufriendo, y cediendo espacios de nuestra libertad para la Covidien-19. Y resistimos. Y en estos momentos hemos recibido con estupor y tristeza la noticia que desde un determinado sector del profesorado de la IT, durante décadas, se han estado llevando a cabo actuaciones de (presuntos) abusos que deberían ser imperdonables para un docente; abusos sexuales y de poder que descalifican absolutamente a aquellos que los practican y los que los fomentan, y también a aquellos que pudieran haber amparado. Estas prácticas son en muchos casos una forma de corrupción y también un delito.

Noticias como ésta nos revuelven por dentro y nos provocan repulsa. Pero también nos llenan de esperanza porque nos indican con urgencia el camino para iniciar y profundizar en un nuevo paradigma social que no puede esperar más.

Esperamos poder trabajar juntas con vosotros para hacer que cualquier tipo de abuso, ya sea sexual o de poder, o de cualquier otro tipo, no se pueda producir en nuestro país. Y por extensión en el mundo de las artes escénicas (ni en el mundo académico ni en el profesional).

Debemos saber que lo que permitimos en las escuelas es el que os acabaréis encontrando fuera en el futuro. Un futuro que le pertenece y que es vuestro, de las generaciones que os estáis formando.

Por favor, no damos nunca espacio y no permitimos ninguna actitud incipiente que viole el código ético al que nos debemos: responsabilidad, sensibilidad, crecimiento, libertad, trabajo, humanismo y respeto, estos son los valores de la docencia, nunca la coacción, el autoritarismo, la intolerancia o el abuso de ningún tipo.

Ha pasado el tiempo de la docencia autocrática de los gurús y los seres intocables que infunden miedo y con los que no se puede dialogar ni razonar. Abrimos a una nueva era donde el respeto por todas las personas marque el pulso de la actividad artística y docente, por favor. Es donde siempre hemos querido ir. Vamos todas juntas. Y superamos de una vez los pedagogos que piensan que el dolor y el trauma de los jóvenes artistas es el calvario que hay que recorrer. Y que disfrutan torturando, y que buscan su beneficio. No cedemos ni un solo metro a estas actitudes egoístas y prehistóricas, herederas de un sistema caduco que fomenta el trauma y que amputa vocaciones.

Nos avergüenza también ver como una sociedad forjada en un machismo arcaico no respeto a la mujer, ni tampoco a las personas sensibles en general. El arte tiene que abrir, sin duda, el camino de estos nuevos paradigmas que deben terminar conformando una sociedad más igualitaria, menos dogmática y también más justa. Y eso sólo lo conseguiremos si trabajamos de manera constante y continuada con estos objetivos.

Desde Eolia nos comprometemos a redoblar esfuerzos para seguir de cerca la pista a cualquier actitud que pensamos que no sea ética en función de este sistema de valores, y actuaremos de manera implacable, y sin contemplaciones, contra cualquier indicio de abuso. Denunciaremos estas actitudes, de casa o de fuera. Y lo cambiaremos cuando sea en nuestras manos. Y esto es algo que sólo podremos hacer si trabajamos en equipo, como comunidad, y haciendo que la comunicación fluya. Tenemos muchos canales para comunicarnos. Hacemos utilizarlos.

Parece increíble estar hablando de agresiones sexuales o de abusos de poder en ámbitos académicos y artísticos en el siglo XXI. Y parece imposible que haya quien atraviesa estas líneas rojas, en ámbitos académicos y también profesionales. Este ámbito también es preocupante. Merece una reflexión aún más profunda. ¿Qué pasa en la profesión? ¿Qué actitudes se dan por buenas y no lo son? Hay que abrir el debate de todo esto ahora que se ha abierto la herida infectada y remediarlo.

Algo huele a Dinamarca. Pero si los presuntos aprendices de Harvey Weinstein del mundo ya no viven tranquilos, y empiezan a caer de sus pedestales gracias al coraje de sus víctimas, tal vez tendremos un mundo mejor.

Si los que hemos deseado toda la vida este cambio social no lo hacemos ahora, está claro que no lo haremos nunca. Para empezar, sólo necesitamos algo simple pero a la vez incalculablemente valiosa: Aprender a respetar.

Dirección y coordinación académica.