El taller es una mano, un empujón, hacia el abismo de lo más personal e intransferible. Dirigido a artistas y estudiantes del ámbito de cualquier disciplina o combinación de ellas (artes escénicas, artes plásticas, música, artes visuales, etc), así como a cualquier persona interesada en explorar, encontrar, extraer y presentar lo que no es ha dicho nunca todavía.

Sábados 3, 10 y 17 de febrero de 2024
De 10h a 14h
Horas del curso: 12h
Precio: 175 € / 150 € alumnos de Eolia

Cada proceso biográfico e histórico va configurando y definiendo nuestra singularidad, convirtiéndose (sin excepción) en valiosos e irrepetibles testigos esperando a ser llamados.

Parte teórica, parte de ejercicios prácticos y parte de diálogo con tutela individualizada.

Batea:
-Multidisciplinariedad como terreno de juego
-Intuición vs técnica
-Coherencia contenido-forma, forma como contenido
-Lógica interna del dispositivo
-Sublimación del inconsciente (asociación espontánea, proyección, improvisación, máscaras…)
-Función de los referentes: puerta vs techo
-Hoja en blanco vs acotaciones externas
-Distinción de núcleo y periferia
-Capas de lectura
-Fases del proceso
-Conflictos con el mundo exterior (resistencias a abrir camino y autocensura)
-Valor expresivo vs. valor político

Enric Montefusco 

El camino no se escoge. Incluso la más íntima vocación trasciende nuestro ámbito individual y, por supuesto, nuestra voluntad. En este sentido, después de 25 años de trayectoria artística, la docencia ha pasado a formar parte de mis intereses. La experiencia me ha demostrado que el horizonte más deseable siempre es aquél en el que uno puede ofrecer al resto lo mejor que tiene, su mejor versión. Por eso los artistas tenemos una gran suerte y condena; podemos dedicar buena parte de nuestro tiempo a la búsqueda de nuestra voz individual, que puede ser reconocida por otros e incluso puede convertirse en portavoz. Es una individualidad destinada a friccionar -o directamente chocar con la cultura de la que ha salido y es producto. Es el -a menudo- desagradecido, liberador y necesario camino de todo lo que tiene que ver con el arte, pero también de todo lo que tiene que ver con la docencia. En ambos casos -entiendo- se trata de redefinir y actualizar una y otra vez la relación entre el individuo y su sociedad, siempre demasiado pesada, siempre esclava de inercias y fuerzas ocultas de resistencia. Tener por delante a personas dispuestas a hacerse preguntas y ser permeables es una situación de privilegio, pues me permite abrir el corazón y ofrecer lo más valioso de lo que dispongo. Al hacerlo, curiosamente, el gran reto está, no tanto en ayudar a acumular información, sino en ayudar a filtrarla y descifrarla. Lo difícil no es aprender y, de hecho, entiendo que la mayor complejidad llega cuando hay que desaprender. En este sentido en mis cursos de lo que se trata -en última instancia- es de dar herramientas para ser personas y creadores libres; con plena y profunda
confianza en todo aquello que sale genuinamente de cada uno de nosotros.